He de mirarte a los ojos
No me gusta tu cansancio
Me duele tu cuerpo agotado
Tus pasos arrastrados
Me duele cuando te esfuerzas
Sientes que me das poco y sufres
Solo quiero correr contigo
Atravesar un campo descalzo
Inundar de peonias nuestro camino
No importa si desnudos o con ropa
Solo quiero crear un camino contigo
De todos los colores y sus combinaciones
No duermo pensándote
No dejo de amarte
Me gusta soñarte y verte
Verte y soñarte
Mi día feliz
Es el día en que tus ojos brillan
Soy feliz amándote
Me siento triste amándote
Desearía ser la mujer
Que mires por última vez
Desearía que tus ojos fueran
Lo que mire por última vez
Amo ser tu consuelo y tu dicha
Amo agobiarte sin excusas
Amo hacerte reír
Amo la causa de mi sonrisa
Me gusta flotar en tu pensamiento
Me gusta que inundes mi futuro
Me gusta hacer planes inalcanzables
Me gusta la casualidad de nuestras alegrías
Tengo contigo
La simpleza de la vida
La rutina duradera
La estabilidad de tus brazos
Nunca cedas al desamor
Sé ciego a mis errores
Sé ignorante de mi maldad
Quédate solo con mi mirada
Elia Santos
Enero 2023
Archivo de etiqueta: Honduras
A las 8:30

Voy sola por caminos abiertos Camino sin rumbo hacia siempre Camino por ideas mágicas Desarrollo respuestas al doblar la esquina Camino hasta el olvido, sin prisas Pasa un coche y la cascada de pensamientos desaparece Cruzo la calle, entro en pasos de esperanzas El éxito está cerca, pero se ha interpuesto la chica de la bicicleta El bucle de ilusión se distorsiona El reloj me avisa que los segundos han pasado más de prisa Es la desventaja de los caminos con destino “hasta siempre” Observo mis pies, son grandes, pero caminan tan lento. Me rio sola, he entrado al camino de pies grandes, pasos pequeños Los adoquines del suelo no son adecuados para mis pies grandes Es el problema de los caminos mágicos, las hormigas lo han de llevar mal No me quejo, los pies grandes pueden ir sobre caminos infinitos. He girado a la derecha y me he enterado que es el camino del viajero El reloj no existe, el camino del viajero me ha llevado al camino de las aguas, Y las aguas claras e interminables tienen caminos más aptos para mis pies grandes, como ellas tienen corriente y arrastran todo a su paso, seguramente me hacen llegar más rápido... Estaba equivocada el camino de las aguas son refrescantes, pero mis zapatos son de tela. Ahora mis pies grandes están empapados, ¡que contrariedad! A veces soy más tonta que los que hicieron el camino de sombras. Una hoja cae sobre mi hombro derecho, me siento tan feliz Ese árbol me eligió para desprender su hoja más preciosa, Así que la guardo y la meto entre el libro que tengo en mi bolsa. Este es sin duda el camino de la bolsa, desteñida y sucia He recordado que tengo que tratarla como merece, después de todo En algún momento fue hilos dispersos que ataron con agujas de oro ¡Pero que insensibilidad de mi parte! En el camino de la bolsa metí una hoja entre las páginas del libro. Y el árbol debe de estar desilusionado, ¿Cómo puedo recordarle a la hoja más preciosa el destino de muchos de sus hermanos? Saco el libro de la bolsa, son páginas hermosas, pero de seguro que el árbol no quería convertirse en lo que yo considero lo más hermoso El árbol debe de estar decepcionado de elegirme, pero este es el camino de la hoja. Así que sin dudarlo camino de regreso hacia el camino de la bolsa, saco la hoja y la dejo delicadamente sobre el verde césped. Es mejor desintegrarse y ser abono de su mimo árbol Una rama del árbol se ha metido en mi ojo, ¡que árbol tan resentido! ¡Algo vibra! Es el reloj, artefacto endemoniado que me amarga la existencia Camino tan rápido como mis pies grandes lo permiten, paso el camino de la bolsa y de la hoja. Voy tan rápido que los caminos ya no tienen nombre, pobres, me da pena por ellos. Quizá al regreso pueda ver su relevancia. 1,2,3,4 entro, ahora soy otra vez la adulta, sin caminos ni pies grandes. Todos me ven y me tratan con seriedad, si ellos supieran que en mi mundo yo soy “La de los pies grandes, de pasos cortos, con caminos hasta siempre” Elia Santos 2022
Bajo el almendro…Junto al volcán

Bajo el almendro…Junto al volcán, es una novela del hondureño Julio Escoto, a quien tuve el placer de conocer años después de hacer leído esta novela y cuya charla con él fue bastante enriquecedora.
Leí esta novela cuando era adolescente, pertenecía a la biblioteca de mi madre desde hacía algunos años, yo no la leía pues al leer su sinopsis no se adaptaba a mis gustos de lectura en esa época (lo mío era el romance y la aventura) así que leer sobre conflictos políticos no estaba en mi lista de libros deseados.
Pero llego el día y gracias a Dios por ese día, en que la curiosidad me venció y lo leí.
La historia esta ambientada en el año 1969 durante el conflicto político entre; El Salvador y Honduras, pero toda su trama es ficción, lo que le dio un giro positivo a mi lectura, a medida que leía, me daba cuenta de que por prejuicios había dejado de leer un gran libro, al mismo tiempo agradecí no haberlo hecho antes, porque en ese momento me la estaba pasando genial, fue ahí donde supe que cada libro llega en el momento perfecto.
Los personajes están llenos de dinamismo, y nunca aburren, mi personaje favorito es el capitán Centella y es quien narra la historia; un personaje humorístico que no entiende de milicias ni de guerras, pero aún así decide entrenar campesinos locales, para convertirse en un pequeño ejército.
El trasfondo de novela es narrar de una forma humorística, que la oligarquía salvadoreña es la culpable del conflicto, al mismo tiempo desprestigia la labor militar, insinuando que ha sido creada para proteger a ricos y poderosos.
Esta novela fue adaptada en el 2009 al teatro, teniendo bastante éxito. Es sin duda una joya de la literatura hondureña.
Aquí les dejo la sinopsis
“Capitán Centella” es el nombre de guerra que adoptó Nicanor Mejía, el alcalde de un municipio no identificado del departamento de Santa Bárbara. Mejía también es un agricultor dedicado al cultivo de naranjas. Ante la amenaza salvadoreña, el Capitán Centella, con más entusiasmo que acierto, decide entrenar por su propia cuenta a un grupo de humildes campesinos para defender sus dominios, obteniendo cómicos resultados. Para remediar su ignorancia sobre los asuntos militares, el Capitán se desvela por las noches leyendo literatura militar, sin comprender mucho los textos, los cuales están llenos de palabras complicadas y tecnicismos. Pero él se motiva por la profunda admiración que siente por el quehacer militar.
Escritora mágica

Recordando este lindo poema, y esos momentos en los que compartía con mis lectores.
Siempre me emociona realizar conversatorios con alumnos que han leído mi libro, compartir con ellos inquietudes, escuchar sus criticas y sus ideas creativas para que Margo (personaje de mi libro «Prejuicios rotos») vuelva a tener vida.
Pero algo me sorprendió en el conservatorio de ayer sábado, un alumno mientras realizaba el conversatorio me hacia un hermoso regalo, y es que me escribió un poema basado en las respuesta que les di a la pregunta de cómo había surgido mi arte.
Dejo este linda poesía para que la disfruten (adjunto la imagen de la poesía de su puño y letra).
De risas generaron tus letras
De historias formaste tu historia
Voz y letras indelebles
Capaz de penetrar el alma
Y vaciar el espíritu.
Joven valiente y perspicaz
Transmites luz, apagas la tristeza
A través de tu lira
y nos ayudas a encontrar la luz
Arrastran a los que tu obra disfrutan;
La juventud no fue tu barrera
Fuiste la explosión tras un castigo literario
Nació una artista de mano suelta
Luz y pasión transmites
Todo lo que de tu boca sale
Es música al receptor
Endúlzanos y atrápanos siempre.
Bayron Bautista
8-09-18
Oración del hondureño, Froylán Turcios

Les comparto la «Oración del hondureño» recuerdo que en la escuela la aprendíamos de memoria y la recitamos a coro en aulas de clase. También recuerdo que la aprendí, pero nunca la sentí como una oración, para mi era una obra poética escrita por un amante a su adorada patria, con matices de euforia y sentimientos inocentes. La leo de nuevo y me gusta su vehemencia y su compromiso, sin embargo, no la veo como una oración, sino como una obra de arte. Mi percepción no ha cambiado mucho de cuando era niña.
¡Bendiga Dios la pródiga tierra en que nací! Fecunden el sol y las lluvias sus campos labrantíos; florezcan sus industrias y todas sus riquezas esplendan magníficas bajo su cielo de zafiro.
Mi corazón y mi pensamiento, en una sola voluntad, exaltarán su nombre, en un constante esfuerzo por su cultura.
Número en acción en la conquista de sus altos valores morales, factor permanente de la paz y del trabajo, me sumaré a sus energías; y en el hogar, en la sociedad o en los negocios públicos, en cualquier aspecto de mi destino, siempre tendré presente mi obligación ineludible de contribuir a la gloria de Honduras.
Huiré del alcohol y del juego, y de todo cuanto pueda disminuir mi personalidad, para merecer el honor de figurar entre sus hijos mejores.
Respetaré sus símbolos eternos y la memoria de sus próceres, admirando a sus hombres ilustres y a todos los que sobresalgan por enaltecerla.
Y no olvidaré jamás que mi primer deber será, en todo tiempo, defender con valor su soberanía, su integridad territorial, su dignidad de nación independiente; prefiriendo morir mil veces antes que ver profanado su suelo, roto su escudo, vencido su brillante pabellón.
¡Bendiga Dios la pródiga tierra en que nací! Libre y civilizada, agrande su poder en los tiempos y brille su nombre en las amplias conquistas de la justicia y del derecho.
Un canto a mi pueblo
Extrañando con nostalgia el pequeño pueblo donde crecí. Antes podía visitarlo dos o tres veces al año, ahora solo puedo recordarlo.

He despertado, con el aroma natural del día
Con el viento acariciando mi sonrisa,
Desde mi ventana veo el milagro de la tierra
Que sutilmente brilla, con una sublime milpa
Fruto de un arado extenuante y sudores benditos.

Pueblo hermoso que me vio crecer
Me sorprendió dejar mi niñez
Me abrigó en mis fantasias
Ha ocultado mis vivaces sueños
Ha solapado mis travesuras

Y aquí vuelvo a ti, a disfrutar
El pan recién salido del horno de barro
Suave y calentito, con aroma a infancia
Aroma a hogar, aroma a mi esencia
El café se agita con su aroma;
Ya son las tres de la tarde.

Disfrutando del pueblo donde crecí; Yoro, Yoro, en este feriado Morazanico de tres días, mañana vuelvo a la ciudad donde nací, la ciudad donde trabajo, la ciudad industrial de mi país; San Pedro Sula, Cortés. Ambas ciudades hermosas.
Llantos
Recordando una de mis primeras poesías.
¿Qué nos queda después de llorar?
Dudo mucho que sea la conciencia tranquila
Mucho menos la paz absoluta
Sin duda será la misma miseria
Unamos nuestras voces
Gritemos al Unisono
Clamemos altos
Nuestros infortunios
No agotemos nuestras fuerzas con llantos
Tomémonos de las manos
Gritemos alto
Hagamos que el cielo nos escuche
Que los pájaros tiemblen por nuestro eco
Que retumbe al otro lado del muro
Que se estremezcan los cimientos
De tumbas impunes.
Elia Santos
2017
El Consejo Maternal

El día de las Madres, en Honduras lo celebramos el segundo domingo de Mayo, sin duda no hay cosa más hermosa que el amor maternal, sin querer al pensar en el regalo que le haré a mi Madre recordé todos mis años de escuela y colegio, siempre celebraba el día de la Madre con entusiasmo y me anotaba en todas las actividades, baile, declamar poesía, canto (aunque soy pésima en eso), pintura (no tengo nada de habilidad), sin duda lo mío era declamar, de hecho mi primer premio por escribir me lo gané escribiendo un poema para el día de las Madres, no fue un premio ostentoso, el ganador lo recitaba en la celebración del día de la madre, algo que me llenó de orgullo, en fin…. me he salido del contexto al escribir estas líneas, es que me emociona recordar mis años de colegio. Les quiero hablar de un poema muy especial para mí, un poema que lo recitamos tanto mi hermana y yo para el día de las Madres, y que cuando lo leí por primera vez me saco algunas lágrimas, de hecho aún lo hace, reacción que tiene en muchas Madres al escucharlo, se los dejos para que compartan conmigo esta poesía tan hermosa, si alguno ha leído a Olegario Víctor Andrade, seguro ya sabe de lo que hablo.
EL CONSEJO MATERNAL
Ven para acá, me dijo dulcemente
mi madre cierto día;
(aún parece que escucho en el ambiente
de su voz la celeste melodía).
Ven, y dime qué causas tan extrañas
te arrancan esa lágrima, hijo mío,
que cuelga de tus trémulas pestañas,
como gota cuajada de rocío.
Tú tienes una pena y me la ocultas.
¿No sabes que la madre más sencilla
sabe leer en el alma de sus hijos
como tú en la cartilla?
¿Quieres que te adivine lo que sientes?
Ven para acá, pilluelo,
que con un par de besos en la frente
disiparé las nubes de tu cielo.
Yo prorrumpí a llorar. Nada, le dije;
la causa de mis lágrimas ignoro,
pero de vez en cuando se me oprime
el corazón, y lloro.
Ella inclinó la frente, pensativa,
se turbó su pupila,
y, enjugando sus ojos y los míos,
me dijo más tranquila:
– LLama siempre a tu madre cuando sufras,
que vendrá, muerta o viva;
si está en el mundo, a compartir tus penas,
y si no, a consolarte desde arriba…
Y lo hago así cuando la suerte ruda,
como hoy, perturba de mi hogar la calma:
¡ Invoco el nombre de mi madre amada,
y, entonces, siento que se ensancha el alma !
Olegario Victor Andrade
(1839-1882)
Una familia y el campo
Santos, un niño de ocho años de edad, flacucho y respingado con algunas pecas en el cachete más creo que era resultado de el sol ardiente que día a día le agobiaba con sus esplendorosos rayos en su jornada de trabajo, se despertó Santos como todos los días a las 4 AM, se enjugó la cara y las manos y con pasos arrastrados por la pereza se dirigió al cuarto, vio de soslayo la cama que aunque era dura y vieja resultaba más acogedora que meter sus pies en botas de cuero ya desgastadas por el uso constante de él y de tres niños anteriores que al estar aún en «buen estado» para usarse había tenido la suerte de heredarlas, miró a su hermanita de tres años que a pesar del ajetreo aún dormía plácidamente ¡Que poco le duraría!-Pensó. Había escuchado a su abuela decir que en un año ya se levantaría con las demás mujeres para ayudar con los deberes del hogar, era habitual que en medio de ese ritual de preparación se quedara parado ensimismado y absorto, una mano áspera y rígida lo sacó de sus pensamientos, sintió unas palmaditas en el hombro y reaccionando avanzó hacia afuera donde estaban las mujeres de su familia que superaban en número a los hombres, ya habían sacado la primera tanda de tortillas, su abuela envolvió en unas mantas el almuerzo de los tres hombres de la casa; su padre, su abuelo y él. El desayuno transcurrió envuelto de palabras y risas, su abuela alegaba que en ningún un partido político se podía confiar, que el pobre era arrastrado y engañado todo el tiempo, mientras que su abuelo junto con su padre imploraban que comenzara el tiempo de lluvia antes de lo previsto pues en unos días terminaban de arar la tierra y después de una humeante taza de café negro cada uno se levantó a coger sus respectivas herramientas, cogió un machete y un bulto de la mesa que era su comida, su madre gritó que no se les olvidara el agua para beber y así pronto caminaban los tres por las calle polvorosas, Santos detrás de su padre y abuelo, después de una caminata de cuarenta minutos llegaron al terreno que sembraban dos veces cada año. Cada uno se dispuso a trabajar, al cabo de una hora de trabajo vio como todos los días, niños cogidos de la mano de sus madres, limpios y uniformados caminar hacia la escuela, suspiro y continuó con su trabajo.
Elia Santos
Diciembre 2019
Sueños del cobarde
Recovecos de memoria encontré mientras dormía
Negros en la espesura de sueños marchitos
Insensibles fallos de memoria
Benditos sean, mientras duermo.
La claridad los absorbe
Soñar es algo tan efímero
No hay riesgo, no hay obstáculo
Es la salida del cobarde
Abro los ojos y sonrío, todo es perfecto
Es un nuevo día lleno de sol,
Estoy vendada, pero con los ojos abiertos.
Elia Santos
2018