Anoche en la soledad recordé
Los tiempos soleados, el cometa;
Que en el aire a lo lejos ondeaba
Para aquellos tiempos ya me consentían
Y me llamaban “La luz de mi vida”
Crecí consciente de ser “Lo mejor en sus vidas”
Y de grande me lo afirmaban cada día
Motivo fue para que yo me mostrara egocéntrica,
Como un bebé que comienza a vivir.
Me tocó aprender la realidad de la vida,
a veces con azotes, o con misericordia.
Así como las olas del mar
Que se levantan constantemente
Y como las nubes que se llenan con sus gotas.
Perfecta fue mi vida gracias a ti, mujer
Mujer de ojos castaños y manos gruesas
Que, en una mirada, el mundo se reflejaba
Los cuadernos me revisabas y yo sedienta
Devoraba tus lecciones.
Crecí segura y protegida gracias a ti, mujer
De cabello largo, que en las tardes más largas
Cepillé con devoción, y en los domingos
nos enseñábamos juntas a soñar y cuando
la oscuridad entraba por la ventana
nuestras memorias se encendían chispeantes.
Aprendí de Fe, a luchar y a ser valiente
Gracias a ti, mujer; cabellos de plata
Ojos de hierro, corazón galopante.
Ahora tengo el cálido aroma que reconforta cada día
Las tengo a las tres y lo tengo a él.
Hoy les puedo decir que la soledad
Ya no es mi asidua compañera, pero cuando llega
Pienso en ustedes tres.
Elia Santos
2020
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